
Campesinos a punto de perder su capital de trabajo
Campesinos cheneros están a punto de perder su capital de trabajo, ya que luego de un comienzo alentador, las lluvias pararon de pronto y ello afectó los cultivos de maíz, tal como lo señala Antonio López Montero, de la comunidad de Xcupil; y Mario Uc, de la comunidad de Katab.
Con grandes esfuerzos trabajaron las tierras y sembraron las superficies de acuerdo a sus posibilidades, no sin antes invertir recursos y también contratar financiamientos a los proveedores de insumos agrícolas.
Antonio López Montero, pequeño productor de la comunidad de Xcupil, destacó que invirtió 6 mil pesos para sembrar dos hectáreas de maíz, ya que utilizó semilla nativa. La inversión la hizo con los ingresos generados por su desempeño laboral como operador de maquinaria pesada y tuvo que sacar crédito para adquirir productos agroquímicos, por lo que el monto se incrementó en un 30%.
El caso es que se animó a sembrar en junio y el desarrollo de la planta fue alentador y frecuentemente acudía a su predio para realizar labores agrícolas. De pronto dejó de llover y la sequía afectó de tal manera su cultivo, ya que el maíz prácticamente está siniestrado y como productor de bajos ingresos es un duro golpe para su economía.
Relató que muchos predios están en las mismas condiciones, ya que los chubascos no fueron suficientes para fortalecer las plantas y mucho menos para que al espigar genere elotes bien granados.
“Al principio acudía al terreno para trabajar en él, ya que el maíz crecía muy bonito pero la seca afectó el cultivo y ahora ni ganas dan de ir a ver cómo se pierde la inversión”, refirió.
Hizo un llamado a las dependencias vinculadas al campo para que ayuden a gente como él, que con mucho esfuerzo sigue sembrando la tierra aunque sea para tener maíz para su consumo.
De su lado, Mario Uc no ocultó su pesar, ya que junto con su padre Hernán Uc Balam, sembró 40 hectáreas de maíz en los campos de producción de Katab.
Y es que en esta comunidad es una cultura y tradición la siembra de la gramínea y lo trabajan de tal manera que invierten cuantiosos recursos para la preparación de suelos, semilla híbrida, 4 bultos de fertilizante 18-46-0 por hectárea, sin faltar los agroquímicos, tales como herbicidas, fungicidas e insecticidas y están siempre atentos al desarrollo de la planta, por ello concibieron grandes esperanzas en los primeros dos meses de la siembra, pero luego las lluvias comenzaron a escasear y está en riesgo la superficie sembrada.
Refirió que esta situación los afecta seriamente, ya que gran parte del maíz no se va a recuperar aunque llueva, y ello propiciará la escasez del grano y el endeudamiento de los productores. “Da tristeza caminar los terrenos sembrados de maíz, la gente apuesta mucho en cada ciclo agrícola y en éste no fue la excepción”, apuntó.
En Katab, los campesinos tienen al maíz como cultivo cultural y tradicional, y por ello las superficies sembradas son cuantiosas y aunque no hay una cifra exacta sobre los daños, es necesario que se trabaje en planes alternos obligados por la sequía que ya siniestró gran parte de los cultivos del ejido.
Fuente: Por Esto